Trasladar el conocimiento científico a enseñanzas es siempre una tarea arriesgada donde se desnudan intuiciones y esperanzas personales.

Hace años hubiera sido impensable ni siquiera imaginar que la ciencia reconocieses que el estudio de la mente era muchísimo mas complejo de lo que se pensaba.

En junio del año 2016 la prestigiosa revista Nature anunciaba en su portada: las enfermedades complejas se complican. Se abandonaba así el mecanicismo simplista que contaminaba la investigación, dando paso a un renacer de sorpresas, descubrimientos, demoliciones, y construcciones. Solo desde la perspectiva de que no sabemos podemos avanzar, señala Harari en su ensayo sobre la evolución de las sociedades.

Esa perplejidad con la que los investigadores vemos las nuevas evidencias de que, efectivamente, la mente era mucho más compleja de lo que pensábamos, está siendo todo un empuje de ilusión y un aluvión de descubrimientos. La neurociencia está viviendo una revolución, que nos atañe a todos.

La mente es una alquimia mágica de interacciones. Cada acto de nuestra vida, como pensar, escribir, sentir o dormir es fruto de la interacción de todo mi cuerpo, por fuera y por dentro. ¿Cómo lo hace? No lo sabemos.

Pero si sabemos que para que yo esté aquí mi cerebro ha escuchado a mi corazón, mi intestino se ha comunicado con mis neuronas, mi respiración ha influido en mi actividad cardiaca, las bacterias que recorren mi cuerpo se han comido unas a otras para al final mandar paquetes químicos a mi cerebro, mis neuronas saben si mi espalda está corbada o derecha, si mis músculos faciales están tensos o relajados, si mi entrecejo está fruncido y hasta si respiro por la nariz o por la boca influye en cómo siento lo que estoy sintiendo ahora. Simplemente asombroso. Ante esto solo cabe sorprenderse, y dejarse ser. ¿Dónde está ese yo del que tanto hacemos gala? Todo eso y mucho más ha tenido que suceder para que yo sea en cada momento.

Quizás algún día describamos con ecuaciones o mecanismos cómo son esas interacciones, pero desde luego para mi no dejarán de ser mágicas.